Regresar al origen para mejorar. En busca de una mejor calidad de vida
Junio, 2022Durante los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, Álava –y, en especial, su capital- se convirtió en el territorio con mayor crecimiento industrial a nivel estatal. La revolución industrial trajo consigo la emigración de miles de personas del medio rural que tenían un objetivo claro: una mejor calidad de vida.
Hoy, en pleno siglo XXI, la migración rural-urbana es una tendencia a la inversa: cada vez son más las y los alaveses que renuncian a la vida urbana y pasan a formar parte de pueblos como Agurain, Oyón o Laguardia para alejarse del bullicio de la ciudad y encontrar mejora calidad de vida.
Este fue el caso de Fermín, cocreador de Tarteka Media. Tras trabajar durante cuatro años en el Parque Tecnológico de Miramón (San Sebastián), decidió darle una oportunidad a Agurain, su lugar de residencia. Para él, la vida social, la cercanía y el ahorro de tiempo en desplazamientos han sido factores clave para mejorar su calidad de vida.
Carlos, de Sobre Blanco Estudio, y Ana, de Orban Impresión, también escogieron Agurain como lugar para desarrollar su actividad. En su caso, ellos lo tuvieron claro desde el primer momento: querían seguir manteniendo vivo su pueblo. Carlos, por su parte, tuvo muchas dificultades en un principio, ya que la falta de conectividad suponía un problema de gran envergadura hace 30 años.
Por ese motivo, el fundador se vio obligado a trasladar su estudio a la capital. “Los clientes a nivel nacional demandaban un servicio que desde aquí no podía ofrecer”, se lamenta. Sin embargo, gracias al avance de la tecnología y las telecomunicaciones en los últimos años, ha podido volver a sus raíces, reubicando el estudio donde se creó.
En cuanto a Ana, jamás ha abandonado Agurain. “Todo empezó con la necesidad de llegar un poco más allá”, cuenta. Lo que comenzó como una empresa de diseños gráficos terminó también gestionando procesos de impresión. Para ella, que empezó su proceso de emprendimiento rural “con un poco de vértigo”, los pros de encontrarse en un entorno rural superan con creces los contras. “Es muy cómodo trabajar cerca de casa y poder conciliar la vida laboral con la familiar. Trabajar para tus vecinos, además, también hace más sencillos los momentos difíciles que puedas tener”, añade.
La cercanía con los clientes también es una de las grandes ventajas de emprender desde lo rural que destaca Ernesto, de Eosfera, en Oyón. Este diseñador gráfico considera que, desde que trabaja en su pueblo, también concilia mejor su vida laboral y familiar, al igual que Ana. “Además, ahora casi no cojo el coche; de casa a la oficina son siete minutos andando. Me libro del estrés de aparcar, los atascos y el gasto en combustible. No me cambiaría de lugar”, concluye.
Uxue, de Sorsain, en Laguardia, aprovechó la poca competencia en el entorno para establecer allí su negocio. “Creo que en Rioja Alavesa en concreto son muy necesarios los servicios que ofrezco, porque muchas bodegas y empresas están muy atrasadas en lo que a la digitalización se refiere”. Después de vivir en Madrid durante 2 años, la alavesa valora mucho el constante contacto con la naturaleza y el ritmo calmado de vida que le ofrece Laguardia.
Todos estos emprendedores y emprendedoras coinciden en que, hace unos años, era necesario vivir en la ciudad para el desarrollo de sus actividades. Sin embargo, gracias al avance de las tecnologías, el teletrabajo y la globalización, actualmente pueden llevar a cabo su actividad económica desde casi cualquier parte del mundo. Y, si algo tienen claro, es que no cambiarían su pueblo de Álava por ningún otro lugar.