Casa Taida o el encanto del comercio rural
Enero, 2022Especial, tradicional y con encanto. Así describen muchos visitantes Casa Taida, un negocio familiar en el que Alfonso, su propietario, lleva casi diez años ofreciendo artículos de regalo mediante un trato personal y cercano. Pero el origen de este particular local se remonta mucho tiempo atrás.
En 1905, la población de Artziniega tenía algo más de 1.100 habitantes, un tercio menos de su población actual. De ese ya remoto año, son las primeras facturas que encontró Alfonso, un siglo después, en el tradicional local de la calle Dorreko aldapa. Durante aquellos primeros años de andadura, el abuelo de Alfonso se dedicaba a vender semillas, abonos, alimentación y bebidas. En 1960, la familia decidió restaurar por completo el edificio para convertirlo en uno de los más completos y grandes de la zona. Después de toda una vida dedicada a atender a las y los visitantes, en 2004 los propietarios se vieron obligados a cerrar debido a su delicado estado de salud. Tenían 91 y 87 años.
Diez años después, Alfonso, nieto de los fundadores, decidió tomar las riendas del negocio para reinventar Casa Taida. Inspirándose en una decoración retro, decidió reabrir la tienda en la que, además de ofrecer a los clientes ideas para regalo y artículos de decoración u hogar, expone decoraciones que reflejan el ingenio, la creatividad y el cariño que pone cada día en el cuidado de su encantadora tienda. “Conservo los mostradores, escaleras y estanterías del comercio de los años 60. Todas ellas están hechas de pallets y bobinas de madera”, explica el dueño.
Como defiende su propietario, los negocios tradicionales, además de ofrecer confianza, variedad de productos y un trato especial a los visitantes, forman parte de la personalidad y fisonomía del entorno rural. Más allá de ofrecer artículos, dotan de un toque especial a la zona. Alfon, como le llaman, se encarga cada día de mimar cada detalle de Casa Taida para exhibir un escaparate con atrezos que se adecúan a diferentes temporadas temáticas, escenificando películas como “La pequeña Suiza” de Kepa Sojo, “Ratatouille” de Disney o “El Olentzero” en épocas más navideñas. Si hay mercado medieval, la tienda se viste de siglo XV; que Artziniega está de rodaje, pues su escaparate exhibe el atrezo de la película.
Es por ello que el mes de diciembre la tienda recibió el quinto premio consecutivo de La Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Álava a la mejor imagen de establecimiento rural de Álava (Premios Visual Sariak). “Durante todo el año, nos encargamos de renovar las decoraciones de la tienda. Gracias a esto, además de fomentar la venta de los productos, atraemos a vecinos/as o visitantes llamando su atención y provocándoles una sonrisa”, cuenta Alfonso.
Este año, cuando se cumplen ocho años de la reapertura y renovación de Casa Taida, su actual propietario recalca el deseo de incidir en el propio territorio con el fin de conservar el comercio local que tanto caracteriza a nuestros entornos rurales, como le enseñaron sus abuelos. “Un comercio rural no puede asumir tantos gastos. Si no nos ayudan, el comercio local se verá obligado a echar el cierre”, expresa Alfonso con cierta preocupación. Mientras tanto, tiendas como Casa Taida serán vitales para seguir alumbrando nuestros pueblos.