El camino inverso: de la multinacional a la panadería
Noviembre, 2021Cuando Nacho Beltrán de Heredia dejó Zigoitia para ir a Barcelona, no podía imaginarse que, unos años después, acabaría dejando la fantástica oportunidad profesional que le brindó la Ciudad Condal para volver a sus raíces y reconquistar el campo.
Eso sí, no lo hizo solo. Volvió con su compañera, Anna, una barcelonesa a quien conoció en la multinacional en la que ambos trabajaban, y sus hijas María y Amaia, que por aquel entonces todavía eran unos bebés. La familia, ávida de naturaleza y tranquilidad, se instaló en Maeztu y abrió Mendialdeko ogia para ofrecer un pan de calidad, ecológico y sostenible elaborado con harinas del entorno. Desde Araba Market, hemos querido compartir su historia.
La nueva magdalena de Proust
A las nueve y media de la mañana, Mendialdeko ogia abre sus puertas. Pero, por fortuna, el delicioso aroma de pan recién hecho sube por la calle de la Estación mucho antes, despertando a los habitantes de Maeztu. Como el efecto llamado «magdalena de Proust» la fragancia del pan auténtico, horneado en leña, evoca recuerdos pasados, invitando a acercarse hasta este pequeño obrador de pan artesano y ecológico en el que, además del olor, las sonrisas de la familia Beltrán de Heredia-Montserrat y sus dos empleados son el segundo reclamo publicitario.
Les gusta lo que hacen, y eso se nota, tanto en el ambiente como en el producto final. Y es que en Mendialdeko ogia no solo se elabora un pan delicioso y se da un servicio indispensable a las 800 vecinas y vecinos. Como dice Anna, dan vida al pueblo. Esa vida que, en los municipios alaveses, es más importante -si cabe- que el pan nuestro de cada día.
Mendialdeko ogia es la demostración de que una familia puede empezar de cero sin grandes conocimientos iniciales y, siempre mediante el cariño y el compromiso, alcanzar el éxito. Tanto que, algunos fines de semana, varios clientes han tenido que irse con las manos vacías por no haber reservado una hogaza a través de WhatsApp. Es lo que tiene la producción artesanal: en este pequeño y sencillo obrador, muchas tareas se hacen manualmente. Como se han hecho siempre.
Emprender con el corazón
Cuando la familia se instaló en Maeztu sin saber muy bien a dónde iba y con la intención de emprender, daba más importancia al fin que al proyecto en sí mismo. Anna y Nacho buscaban ligarse a la tierra y aportar algo bueno al mundo que, a su vez, fuera beneficioso para el entorno más cercano. Fue una buena amiga quien les dio la idea de elaborar pan.
La pareja, que se considera autodidacta y curiosa, enseguida se lanzó a ello, aprendiendo a desarrollar un proceso que describe como sencillo pero lento. Poco a poco, con perseverancia, ilusión y el apoyo de sus nuevas vecinas y vecinos, han llegado a abastecer de pan no solo a Maeztu, sino a parte de la comarca. También tienen varios puntos de venta en la capital, Vitoria-Gasteiz.
Los distintos tipos de panes que se elaboran en Mendialdeko ogia son de fermentación lenta y tienen un punto probiótico que los hace más fácilmente digeribles. Quienes los han probado saben que son súper nutritivos, conservan la humedad y aguantan muy bien durante varios días. La sal de Añana tampoco puede faltar en la elaboración de unos productos alimenticios que presumen de ser honestos, locales y sostenibles, porque no contienen compuestos químicos que dañen el medio ambiente.
Además, la pareja ha hecho una apuesta firme por el cultivo alavés y por recuperar variedades antiguas de trigos de la zona, y utilizan harinas de poblaciones como Adana o Salcedo, entre otras. Anna y Nacho disfrutan encontrándose y charlando con los hortelanos que aportan la materia prima a su obrador, pero también con otros cuyos productos lucen en el mostrador de la tienda, para ayudarles a tener más visibilidad.
La reconquista del campo
Una de las ventajas de emprender en el campo es el lujo del tiempo. En cuanto echa la persiana, la familia disfruta de un entorno natural incomparable, lo más parecido a un lugar de vacaciones, donde parece que el reloj avanza con más parsimonia, lejos del bullicio de la ciudad. Tienen todo a mano, y se sienten muy bien acogidos por la comunidad que han encontrado en Maeztu. Han hecho de su trabajo una forma de vida, y viceversa, porque están convencidos de que es posible hacer las cosas de otra manera.
Pero los responsables de Mendialdeko ogia no sueñan con hacerse con el mercado, al contrario: la cooperación y la colaboración son dos de sus valores. Piensan que, cuantas más pequeñas panaderas y panaderos existan en el territorio, mejor. Más redes podrán crear entre ellos para inspirarse y mejorar la calidad de sus productos, además de favorecer la economía circular.
Desde su encantadora tahona, Nacho y Anna animan a otras personas a reconquistar los pueblos y el campo con sus ideas y negocios para equilibrar la balanza y llevar vida al entorno rural, que descongestiona y da de comer a las ciudades.
Un modelo de buenas prácticas en el emprendimiento rural
Hoy, tras ocho años de paciencia, dedicación y mimo, el proyecto agroecológico ha sido elegido como uno de los mejores modelos estatales de buenas prácticas de emprendimiento rural. Su labor y buen hacer han sido reconocidos recientemente en la campaña “Del medio urbano al rural: buenas prácticas de emprendimiento de nuevos habitantes”, una iniciativa de la Red Rural Nacional.